La era de realizar encuestas para saber las opiniones de los clientes quedó atrás. Los motivos son, en primer lugar, porque muchas no se responden y , en segundo lugar, cuando lo hacen, lo hacen condicionados por sus propias emociones que tienen difícil comparación con la de otros usuarios.
Por ejemplo, si María responde una calificación de 8 y Juan responde también con el mismo número ¿cómo sabes que ambas personas sienten y piensan lo mismo? O mejor dicho, ¿cómo averiguar en qué difieren a pesar de haber votado lo mismo? La respuesta numérica es del todo insuficiente.
Sin embargo, es importante que tus métricas de satisfacción de los clientes sean más precisas. Se basen en las emociones de cada uno de ellos, que por supuesto serán diferentes. Esto te va a permitir satisfacer las necesidades de cada uno de manera independiente.
El análisis emocional es mucho más pormenorizado. Las mismas palabras, las mismas acciones, los mismos productos o servicios pueden causar sensaciones diferentes a personas distintas. Gracias a la IA ahora es posible averiguarlo erradicando de una vez por todas el uso de encuestas para dicho propósito.
Por si todo esto fuera poco, no debemos tampoco obviar el factor emocional. Esto es, obtener respuestas emocionales y no racionales. En el momento en el que pedimos una respuesta numérica a un sentiminento, estamos haciendo una traducción de lo emocional a lo racional y, por ende, no estamos evaluando al cliente en su estado original y natural de decisión.
¿Quieres conocer la opinión de tus clientes en versión original o traducida?